Llega una edad en nuestra vida en la que nos hacemos esta pregunta y es que claro….. ya tenemos más responsabilidades y son estas las que nos quitan otras cosas como la ilusión, la inocencia, algunas veces la alegría entre otras cosas. Es en esa edad en la que sabemos que dejamos lo último de niño que teníamos para entrar al complejo mundo adulto.
Cuando somos niños, dejamos salir nuestros sentimientos a flote sin ningún problema, por ejemplo si nos llega un pelotazo, empezamos a llorar a moco tendido (como decimos vulgarmente), hasta nos damos el tiempo de tomar aire para chillar más fuerte y que alguien nos haga caso. En cambio cuando somos adultos y más en el caso de los varones, no podemos llorar, porque inmediatamente escucharíamos una voz diciéndonos “MARICA!! ó AGUANTESÉ COMO HOMBRE!! ó YA ERES VIEJO PARA ESTAR LLORANDO”, tomamos aire como cuando somos niños pero para contener el llanto y es que simplemente ya no somos niños.
Cuando somos niños tenemos ilusión!! Por ejemplo, ilusión de ir al parque de diversiones, de ir al circo (en nuestras épocas) o simplemente la ilusión de ver a nuestro héroe o personaje animado favorito pero en vivo y directo. En el primer caso nos llevan al parque y en mi caso me encantaba ir a los carros chocadores, era lo máximo!, y esperaba con ansias en la fila, no aguantaba, quería subirme y pensar que era un gran piloto, aunque el jueguito solo me duraría no más de tres minutos, pero lo vivía al máximo!. Aunque imagino ahora que estoy ya en el mundo adulto mi papá que estaba ahí tras mío en la fila decía: Ya pues! Que avance la fila!. Y cuando por fin entrabamos, jugábamos y terminaba el tiempo el exclamaba dentro suyo: Que? Eso nomas? tan poquito tiempo? Y es que claro, él ya era adulto. O por ejemplo cuando vemos a nuestro muñeco animado pero en vivo y directo!, es increíble la emoción que brota por nuestro cuerpo, sea el muñeco un MICKEY, PLUTO, SUPERMAN, BATMAN etc. Nos apegamos a él, queremos que nos levanten o que nos saluden, definitivamente queremos ser el centro de atracción de ese personaje, para eso no nos importa jalar a nuestros padres para poder llegar hasta donde está el muñeco pasar un momento agradable, un momento inolvidable. Pero claro no sabemos “por nuestra inocencia” que dentro de ese muñeco existe un adulto, un adulto que primero está muriendo de calor con semejante botarga que lleva encima, aburrido de la vida porque tal vez no encontró otro empleo o simplemente emplumadisimo por tanto niño que se le acerca y encima él no quiere saber de nadie, es decir mientras el disfraz muestra una súper sonrisa, el personaje de adentro muestra todo lo contrario a una sonrisa.
Inocencia por muchas cosas! Dormir con la hermana, dar un piquito a la niña o niño que nos gusta (en el caso de las chicas) y otras cosas más, pero, cuando somos adultos, ¿dormir con nuestra hermana? Jamás!!! Como pues!!! Que nos pasa!! Ya somos “grandecitos”. ¿Dar piquitos? Mmmm, en el caso de los chicos seriamos mujeriegos y en el caso de las nenas serían unas p……..! o no?? Y es que pensamos así simplemente por ser adultos (ojo, tampoco digo que hay que hacerlo jajajajaja).
Tal vea esto no pasa en todos los casos pero creo que si en la mayoría, es por eso que ahora que estoy a pocas horas de cumplir un año más de vida, sé que ya pase de niño a adulto (posiblemente hace unos años atrás), pero siempre trato de que el niño que llevo adentro no muera y creo que es lo que todos debemos hacer, es decir, nunca perder la ilusión, la inocencia, la alegría, nuestras emociones pero sobre todo nunca perdamos la FÉ. Estoy seguro de que no importa la edad que tenga, pero cuando tenga mi hijo, seremos dos niños y repito, no importa la edad que tenga.
Por eso, ahora que cumpliré 31 años quiero dar las gracias a la vida, a Dios y a cada una de las personas que me dio una alegría en este tiempo y que compartió momentos inolvidables junto a este humilde servidor. Muchas gracias, éxitos y a sacar el niño que llevamos dentro, no se arrepentirán!!!!!
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